martes, 10 de julio de 2012

Mi educación es todo un cuento


Esta historia comienza con la llegada a un pueblo de un chico proveniente de la ciudad, pero no de cualquier ciudad. De una ciudad inmensa, de un lugar dominado por el afán, el estrés y la miseria, o pues eso pensaba el chico. Un chico que había crecido relativamente solo, su madre tenía que trabajar todo el día para poder mantener a su familia, unas hermanas totalmente problemáticas, un padrastro que le hacia la vida imposible y unas tías que a veces estaban pendientes de él. Para ir a estudiar tenía que levantarse muy temprano, recorrer la ciudad por una hora en bus, caminar durante varios minutos por lugares que para el eran muy desagradables, y todo esto para poder llegar a su colegio. Un colegio inmenso, un lugar donde pasaba ocho horas diarias el chico. Donde aparte de recibir clase normalmente podía aprender diferentes artes, técnicas y hasta diferentes deportes. Un lugar donde el chico podía desenvolverse felizmente alejado de una sociedad que para él era horrible. Por todo esto el chico era muy juicioso, una persona totalmente aplicada a su educación, porque era consiente de todo el esfuerzo que hacia su madre para que él tuviera una buena educación. O pues esto paso en sus primeros quince años de vida y sus primeros siete años y medio de su educación puesto que viajaron a la mitad del año.

La llegada a un pueblo de él y su familia impulsados por la mala vida que llevaban en esa ciudad inmensa y por la oferta de una mejor propuesta laboral para  su padrastro, era como comenzar de una nueva vida en un lugar totalmente diferente al que había crecido el chico, un pueblo pequeño, que a primera vista para el chico era muy bonito y mágico, un lugar contaminado por la naturaleza y la paz que ella despierta. El chico tenía que culminar su año escolar y terminar sus estudios básicos por eso su madre que ya estaba más pendiente de él, puesto que no trabajo más, lo reintegro en el colegio del pueblo.

Cuando el chico vio por primera vez el nuevo colegio donde iba a estudiar quedo totalmente desconcertado, ya que vio una casa colonial no muy grande que se estaba remodelando, pensó que podría ser cualquier otra casa del pueblo que un colegio. Los primeros días en el pueblo y en el colegio fueron para el chico una serie de hechos totalmente desmotivadores, es decir el venir de una tierra fría a un lugar caliente convertían al sitio en un infierno, tratar de integrarse con unos compañeros que creían que el chico no tenía nada que ver con ellos, ya que no le gustaba el deporte que ellos practicaban o que no compartía el mismo gusto de música con ellos, hacia que no se pudiera integrar bien. El chico comenzó a perder el gusto por ir al colegio ya que iba a ver cosas que ya había aprendido en el colegio anterior, en un sitio no muy adecuado, compartiendo el espacio con otro curso, puesto que era en el salón comunal del pueblo, porque como el colegio lo estaban remodelando. Toda esta desmotivación lo condujo a ir al colegio solamente a dormir. Y hasta casi pierde el año si no es por las buenas notas que traía del colegio anterior.

Cuando el chico entro a su grado noveno, entro un poco ya más motivado, puesto que ya conocía algunas personas y se había acostumbrado a un colegio pequeño. Esto se vio reflejado en su buen rendimiento los primeros periodos de estudio, pero el chico ya no era un niño sino más bien un joven y sus intereses ya eran otros, como los de cualquier otro joven de dieciséis años en un mundo corrompido como en el que estamos viviendo. Le volvió a perder el interés al estudio para dedicarse a actividades vagas que le ofrecía el pueblo donde vivía, como ir a nadar al rio, o simplemente quedándose fuera del colegio haciendo nada.

Había comenzado ese año a jugar por primera vez microfútbol obligado por un profesor que le enseñaba o no más bien le dictaba física, y Como en cualquier cosa que se hace por primera vez el joven era demasiado malo en ese deporte y pues esto le trajo muchas burlas por parte de sus compañeros en el colegio. Y esto conllevo a que al joven no le gustara este deporte al principio pero era una obligación para que le fuera bien en el colegio. Sin mencionar los bailes culturales que le tocaba hacer y que no le gustaban nada, para ganar notas extra y poder culminar su año escolar bien.

En el siguiente año cuando entro al grado decimo las cosas no cambiaron para nada, el interés del joven por aprender era el mismo, pensando que era provocado por la falta de exigencia por parte de los maestros hacia los estudiantes y el bajo nivel académico que presentaba el colegio, así que aprobó el año escolar pasando solamente los exámenes que le hacían y presentándose en actividades ya mencionadas como los bailes y el deporte. Claro que destacándose en el área de matemáticas donde el joven era muy bueno y le prestaba la mayoría de atención a esta materia, llegando incluso hasta a ganar dinero haciendo trabajos de matemáticas a sus compañeros.

En el grado once las cosas eran a otro nivel para el joven, la motivación que le inyectaba el tener unas buenas calificaciones para poder terminar el colegio y graduarse con honores, presentar un buen icfes para poder entrar a una universidad pública. Hizo que el joven volviera a centrar su atención al estudio incluso a estudiar por su cuenta temas que le llamaban la atención como la filosofía las ciencias y la literatura. Todo esto conllevo a que el joven fuera el segundo mejor icfes del colegio, que se graduara en una bonita ceremonia con sus compañeros y hasta que fuera condecorado por su desempeño académico, pero lo más importante para el joven fue que su mama se sintió orgullosa de el por su logro.

En estos momentos el joven se encuentra estudiando en la universidad la ciencia que más le gusta enfocada hacia la enseñanza, pensando terminar su carrera, ejercerla y especializarse más adelante.