Esta historia comienza con la llegada a un
pueblo de un chico proveniente de la ciudad, pero no de cualquier ciudad. De
una ciudad inmensa, de un lugar dominado por el afán, el estrés y la miseria, o
pues eso pensaba el chico. Un chico que había crecido relativamente solo, su
madre tenía que trabajar todo el día para poder mantener a su familia, unas
hermanas totalmente problemáticas, un padrastro que le hacia la vida imposible
y unas tías que a veces estaban pendientes de él. Para ir a estudiar tenía que
levantarse muy temprano, recorrer la ciudad por una hora en bus, caminar durante
varios minutos por lugares que para el eran muy desagradables, y todo esto para
poder llegar a su colegio. Un colegio inmenso, un lugar donde pasaba ocho horas
diarias el chico. Donde aparte de recibir clase normalmente podía aprender
diferentes artes, técnicas y hasta diferentes deportes. Un lugar donde el chico
podía desenvolverse felizmente alejado de una sociedad que para él era
horrible. Por todo esto el chico era muy juicioso, una persona totalmente
aplicada a su educación, porque era consiente de todo el esfuerzo que hacia su
madre para que él tuviera una buena educación. O pues esto paso en sus primeros
quince años de vida y sus primeros siete años y medio de su educación puesto
que viajaron a la mitad del año.
La llegada a un pueblo de él y su familia
impulsados por la mala vida que llevaban en esa ciudad inmensa y por la oferta
de una mejor propuesta laboral para su
padrastro, era como comenzar de una nueva vida en un lugar totalmente diferente
al que había crecido el chico, un pueblo pequeño, que a primera vista para el
chico era muy bonito y mágico, un lugar contaminado por la naturaleza y la paz
que ella despierta. El chico tenía que culminar su año escolar y terminar sus
estudios básicos por eso su madre que ya estaba más pendiente de él, puesto que
no trabajo más, lo reintegro en el colegio del pueblo.
Cuando el chico vio por primera vez el nuevo
colegio donde iba a estudiar quedo totalmente desconcertado, ya que vio una
casa colonial no muy grande que se estaba remodelando, pensó que podría ser
cualquier otra casa del pueblo que un colegio. Los primeros días en el pueblo y
en el colegio fueron para el chico una serie de hechos totalmente
desmotivadores, es decir el venir de una tierra fría a un lugar caliente
convertían al sitio en un infierno, tratar de integrarse con unos compañeros
que creían que el chico no tenía nada que ver con ellos, ya que no le gustaba
el deporte que ellos practicaban o que no compartía el mismo gusto de música
con ellos, hacia que no se pudiera integrar bien. El chico comenzó a perder el
gusto por ir al colegio ya que iba a ver cosas que ya había aprendido en el
colegio anterior, en un sitio no muy adecuado, compartiendo el espacio con otro
curso, puesto que era en el salón comunal del pueblo, porque como el colegio lo
estaban remodelando. Toda esta desmotivación lo condujo a ir al colegio
solamente a dormir. Y hasta casi pierde el año si no es por las buenas notas
que traía del colegio anterior.
Cuando el chico entro a su grado noveno,
entro un poco ya más motivado, puesto que ya conocía algunas personas y se
había acostumbrado a un colegio pequeño. Esto se vio reflejado en su buen
rendimiento los primeros periodos de estudio, pero el chico ya no era un niño
sino más bien un joven y sus intereses ya eran otros, como los de cualquier
otro joven de dieciséis años en un mundo corrompido como en el que estamos
viviendo. Le volvió a perder el interés al estudio para dedicarse a actividades
vagas que le ofrecía el pueblo donde vivía, como ir a nadar al rio, o
simplemente quedándose fuera del colegio haciendo nada.
Había comenzado ese año a jugar por primera
vez microfútbol obligado por un profesor que le enseñaba o no más bien le
dictaba física, y Como en cualquier cosa que se hace por primera vez el joven
era demasiado malo en ese deporte y pues esto le trajo muchas burlas por parte
de sus compañeros en el colegio. Y esto conllevo a que al joven no le gustara
este deporte al principio pero era una obligación para que le fuera bien en el
colegio. Sin mencionar los bailes culturales que le tocaba hacer y que no le
gustaban nada, para ganar notas extra y poder culminar su año escolar bien.
En el siguiente año cuando entro al grado
decimo las cosas no cambiaron para nada, el interés del joven por aprender era
el mismo, pensando que era provocado por la falta de exigencia por parte de los
maestros hacia los estudiantes y el bajo nivel académico que presentaba el
colegio, así que aprobó el año escolar pasando solamente los exámenes que le
hacían y presentándose en actividades ya mencionadas como los bailes y el
deporte. Claro que destacándose en el área de matemáticas donde el joven era
muy bueno y le prestaba la mayoría de atención a esta materia, llegando incluso
hasta a ganar dinero haciendo trabajos de matemáticas a sus compañeros.
En el grado once las cosas eran a otro nivel
para el joven, la motivación que le inyectaba el tener unas buenas
calificaciones para poder terminar el colegio y graduarse con honores,
presentar un buen icfes para poder entrar a una universidad pública. Hizo que
el joven volviera a centrar su atención al estudio incluso a estudiar por su
cuenta temas que le llamaban la atención como la filosofía las ciencias y la
literatura. Todo esto conllevo a que el joven fuera el segundo mejor icfes del
colegio, que se graduara en una bonita ceremonia con sus compañeros y hasta que
fuera condecorado por su desempeño académico, pero lo más importante para el
joven fue que su mama se sintió orgullosa de el por su logro.
En estos momentos el joven se encuentra
estudiando en la universidad la ciencia que más le gusta enfocada hacia la
enseñanza, pensando terminar su carrera, ejercerla y especializarse más
adelante.